⚧ Biografía completo de Sebastian Mendoza
NOMBRE: Alfredo Sebastián Mendoza
NACIONALIDAD: Argentino
EDAD: 21
FAMILIA COMPUESTA POR: Mamá Silvia, Papá Alfredo, Hermana
Mariela y hermano Milton.
FAMILIA MAMA: ABUELOS: Irma Nélida Lamanna, Valentín Cardozo.
HERMANAS: Margarita Beatriz y Natalia Paola.
FAMILA PAPA: ABUELOS: Nélida Falcón, Rogelio Mendoza.
HERMANOS: Elvira, Alba, Azucena, Graciela, María
Cristina y Ramón.
GENES MUSICALES: Abuelo Cardozo: Excelente bandoneonísta y cantor.
Abuelo Mendoza: Guitarrero de alma que le enseñó a
mi papá.
GRUPOS POR LOS QUE PASO: Defy, Desafío, Dulce de cicuta (rock),
Influencia y Malagata.
DISCOS EN GRUPOS: Defy, Magia suburbana (Malagata)
DISCOS SOLISTA: Barrio lindo.
Todo bien ( Sebastián Mendoza),
Tercer disco: ?
NACI EL: 20/01/84 en Lanús (Clínica Modelo)
LUGAR DONDE VIVO ACTUALMENTE: Barrio Lindo (Adrogué)
ESTUDIOS: Primarios y secundarios.
ESCUELAS DONDE CURSE: Esc. Ѻ 61 Alfonsina Storni y E.E.M.Nº 6 E. Echeverría.
UN HOBBIE: Tocar la guitarra.
UN DEPORTE: Fútbol.
UNA PELÍCULA: Tengo dos, Camino a la fama y La encrucijada.
UN LIBRO: El Pasillo de la muerte ( Milagros Inesperados) Stephen king.
COMIDA PREFERIDA: Asado.
LO QUE MAS ME GUSTA DE MI: El sentido del humor.
LO QUE MENOS ME GUSTA DE MI: Que duermo mucho.
UN IDOLO: Mi viejo.
UN SUEÑO: Conocer a Maradona con mi viejo.
MI MAYOR ALEGRIA: Poder cantar.
MI MAYOR TRISTEZA: Que mis dos abuelos músicos no puedan estar
conmigo en este momento de mi vida.
UN AMOR: Dos, mi mamá y la música.
COMO ME GUSTA VESTIR; Informal.
SIGNO: Capricornio.
No fumo, tomo gaseosa y en ocasiones un poco de alcohol.
Pequeña historia de un pibe que canta…
(Un poco de mí)
Eran exactamente las 16:40 de un caluroso 20 de enero de 1984, cuando vine al mundo en la sala de partos de la Clínica Modelo de Lanús. Sentí unas manos frías que me alzaron y al mismo tiempo sentí unas dolorosas palmadas. Esas mismas manos me pusieron cuidadosamente sobre el pecho tibio de mi mamá Silvia, a quien reconocí al instante y era tal como la imaginaba, una mujer hermosa y pequeña que me miraba llorando con dulzura infinita. Pero yo no la escuchaba porque lloraba más que ella por la emoción de conocerla y porque todavía me dolían las palmadas que me habían dado.
Al cabo de un rato me llevaron a una habitación rodeada de vidrios; a través de uno de ellos reconocí a mi papá Alfredo y a mi abuela Irma que traía de su mano una hermosa niñita que después supe que era mi hermana Mariela, ella traía puesta una primorosa capelina color rosa haciendo juego con su vestidito. Era el día de su cumpleaños número dos y yo fuí como un regalo para ella ( lo sé porque me lo dijo al oído). Mi papá me miraba a través del cristal con los ojos muy abiertos como si nunca hubiera visto un bebé. Era un gigante que movía las manos y decía cosas que yo no entendía pero había en el mucha ternura. A los 2 o 3 días mi mamá me llevo a mi casa, entonces conocí a mi papa en persona, me levantó en sus brazos y me pareció enorme y me seguía diciendo cosas que yo no entendía. Pero me parece que estaba festejando mi llegada y se puso un poco borracho... por eso no le entendía nada.
Conocí mi casita que parecía que había sido hecha para mi mamá, mi hermana y para mi. Una casita pequeña que amé desde el primer momento. Ese día estaba toda mi familia y yo pasaba de brazo en brazo, a algunos los escuchaba atento y otros no sabia en que idioma me hablaban. No faltaba nadie. Abuela Nelida, abuelito Cardozo que me dijeron las palabras mas dulces y lindas que jamás escuché, abuela Irma (mamá de mi mamá) que me presentó a mi tía Natalia que no paraba de hablar, tía Margarita y tío Lucho, tío Dante, tía Azucena, mi primo Francis (que después sería guitarrista del grupo), tía Alba, Kiki, tía Chela, tío Ramón y Tía Mami.
Seis años después no recuerdo como, me dijeron que mi mamá me iba a dar un hermanito que se llamaría Milton (con el tiempo también sería músico del grupo). Nació un 25 de octubre del 90 y apenas lo vi supe que nos llevaríamos bien. Así fue pasando mi infancia en Barrio lindo, infancia muy feliz pero de familia humilde. Mi escuela era la Nº 61 y estaba a dos cuadras de mi casa, y recuerdo también que fui un alumno no tan bueno porque a los 9 o 10 años había descubierto algo que me atraparía para siempre: “LA MUSICA”. Mi papá que es un cantante bohemio y con algo de poeta, me enseñó las primeras notas con una vieja guitarra que le había regalado su padre y también me fue enseñando el amor por la música. A los once años ya participaba en los ensayos con el grupo de mi papá, también tocaba y me animaba a cantar con él en algunos lugares.
También me apasiona el fútbol así fue que en mis años de secundaria en la escuela Ѻ 19, repartía los tiempos entre ensayos, colegio y fútbol. Estuve un año en las inferiores de Ferro y después tuve un paso fugaz por el Club Platense, tenía yo 13 años y armamos un grupo que se llamaba “Defy”, con músicos que habían tocado con mi papá y con los cuales aprendí mucho y hasta grabamos un disco. El grupo no funcionó, así que empecé a tocar el bajo en una banda de rock llamada “ Dulce de Cicuta”, salía corriendo de los ensayos para ir a cantar cumbia con “Desafío”, un grupo de la zona de Jagüel. Recuerdo que en esa época me habían llamado para cantar con unos amigos en un grupo llamado “Influencia” que eran de José Mármol. Mi vida era una bola de música, fútbol hasta los 15 años. Una noche que nunca olvido, recibí en mi casa un llamado que cambiaría todo, mi papá que fué el que atendió el teléfono me dijo: “Seba vas a jugar en primera”. Yo no entendía nada y pregunté: “¿qué pasó?”, “ te llamaron de Malagata” me dijo. Yo sentí una emoción enorme porque algo me decía que ahí, en ese momento empezaba lo bueno.
Fue un año con Malagata que disfruté mucho porque mis compañeros del grupo me recibieron muy bien y aprendí muchos secretos del escenario que me ayudaron a corregir errores y a mejorar y crecer como cantante. Grabamos un buen disco que se llamó “ Magia suburbana”, pero que no tuvo mucha repercusión. Tenia ya 17 años cuando terminó el sueño de Malagata, grupo del cual guardo los mejores recuerdos porque conocí amigos de verdad y también conocí mucha gente que después me daría una mano.
Corría el año 2001, un año muy difícil para mi, porque de tener todo, de la noche a la mañana me quede sin nada; puesto que quedarme sin “Malagata” fue un golpe duro que me llevó a pensar en dejar todo y retomar mis estudios que había dejado por mi trabajo de músico. Dicen que uno hace su propio destino y quizá sea así, lo cierto es que el destino hizo que un día por intermedio de amigos comunes conociera a quien hoy es mi amigo y consejero: El Dr. Enzo Solar, quien junto a mi papá y el apoyo de mi familia me fueron ayudando a ver mejor las cosas. También en ese año conocí a mi gran amigo Daniel, que la primera vez que me vió, me pronosticó sin temor a equivocarse que este momento (el que estoy viviendo ahora), llegaría, que tuviera fé… que lo bueno todavía estaba por venir.
Recordé esas palabras una noche de enero del 2002 cuando festejé mi cumpleaños Ѻ 18 con mucha gente amiga con quienes pase una noche inolvidable. Esa noche vi llegar a la fiesta a un personaje “elegantemente” vestido con una polera color fucsia, un saco verde y el pantalón color rojo furioso; pregunté quien era y se presentó diciendo... “yo soy Papirola, pibe”. Desde ese momento es mi amigo y actual Manager. En un momento de la noche, chamullando con mi viejo, recuerdo haberle dicho...
” Papá tengo 18 años, la mitad de los cuales los pasé con la música; ¿qué pasará ahora?”. El me tomó suavemente del hombro e inmediatamente recordé que cuando era chico y él me abrazaba así, yo me sentía seguro e invencible. Y me dijo...” Seba todo lo que te propongas lo podes alcanzar siempre y cuando le pongas huevo y corazón… el tiempo está de tu lado”. En ese instante me decidí. Armaría una banda con un estilo del cual yo era seguidor: “ El Estilo Norteño”, que en ese momento estaba desechado por otros ritmos de moda. “El ritmo norteño ya fue…”, me decían algunos “ No te van a dar bola…”, me decían otros. Fue como entrar a jugar con ojotas en una cancha embarrada. Pero el mundo es para los audaces y un Mendoza nunca baja los brazos.
Mis primos, Keio, Francis y mi hermano Milton fueron los primeros en enterarse que iba a armar una banda para cantar como solista y que ellos formarían parte de la misma. A nosotros se nos unieron luego Cristian, Pipo, Maxi y Diego y empezamos a ensayar sin saber que pasaría, mientras tanto a mi, gracias a Dios, no me faltaron ofertas de trabajo en grupos de primera línea, a los cuales les agradezco de corazón por haber confiado en mi en ese moment. Pero yo tenía ya la cabeza puesta en mi banda, en los proyectos y los sueños que teníamos con los chicos del grupo. El primer disco finalmente se hizo realidad. Se llamó “Barrio Lindo” (homenaje a mi barrio), hecho a pulmón y mucho corazón, ya que algunos chicos de la banda jamás habían pisado un estudio de grabación. Lindas canciones y buenas melodías formaron parte de un material que por problemas ajenos a nosotros pasó casi desapercibido pero que ya tenía un marcado y poderoso ritmo norteño. Era una época difícil para mi y mis compañeros de ruta ya que a la gente le costaba aceptar a ocho pibes de traje cantando canciones de amor con un ritmo ya olvidado. En los bailes no pasaban nuestros temas porque decían que eran muy rápidos y le cambiaban el paso a la gente que estaba como hipnotizada bailando un solo ritmo todo el tiempo. A esta altura ya había conocido a mi amigo y actual representante Sandro Cilingo a quien le estoy profundamente agradecido.
El segundo disco se llamó “Todo bien” y salió a la calle con buen apoyo discográfico y radial ayudado por la buena repercusión en programas del género tropical. Logramos al fin posicionarnos en un buen lugar dentro de la movida. Nuestra música suena en muchos lugares y estamos más fuertes que nunca como grupo. Hoy, a los 21 años, me encuentro escribiendo todo esto para vos amigo o amiga, para que me conozcas un poco más; y mirando hacia atrás, me doy cuenta todo lo que pasé para llegar hasta acá.
Tantas cosas quedaron en el camino y sé que no viví como otros pibes porque le entregué mi vida a la música y ella me está dando ahora a mí, un poco de todo lo que yo le dí. Sigo siendo el mismo de siempre, si hasta sigo en la misma casita donde di mis primeros pasos, el mismo barrio, la misma gente que me vió crecer… los mismos amigos, el asado con mi familia y la alegría de saber que hay gente que me quiere bien.
Siento un enorme placer al escribir esto por el sólo hecho de saber que hay una persona que lo está leyendo, vaya entonces un saludo para vos amigo/a y un saludo también a quienes me acompañan todos los fines de semana y forman parte de esa legendaria caravana de gritos y pura adrenalina. Siempre estarán en mi corazón porque yo sé perfectamente quienes son, y ellos saben muy bien quien soy yo. A Dios, a San Jorge y a quienes confían en mi, les agradezco y a quienes no, los comprendo...
UN AMIGO... SEBA MENDOZA.