El huayno es un género musical folclórico originario de la región andina de América del Sur, especialmente en países como Perú, Bolivia, Ecuador, Chile y Argentina. Este estilo musical se caracteriza por el uso de instrumentos autóctonos como el charango, la quena, el bombo y el violín, y destaca por su estilo rítmico y melódico inconfundible. Las letras de las canciones huayno suelen abordar temas de amor, la vida en las montañas y las tradiciones culturales de la región. El huayno es muy apreciado en festivales y celebraciones de las comunidades andinas y ha ganado popularidad a nivel mundial como parte de la música folclórica andina.
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Rodaban las doce campanadas del reloj
Hasta el fondo de mi corazón
Iba hecho un niño vestido de fiesta
Y repiqueteando por el alegrón
Pensé en la sorpresa que al volver al nido
Mucho más temprano le daría yo
Pero cuando a la puerta me acerqué de pronto
Tras un calosfrío mi sangre se heló
Hermano
Que cuadro, a mi pobre vista, se le presentó
Mi dulce monjita, como la llamaba
Mi ídolo santo, mi gloria, mi fe
Estaba en los brazos de un tipo de apache
De mirada torva y aspecto feroz
Se me escapó un grito que fue un alarido
Empujé la puerta hasta que cedió
Pero cuando a la puerta
Me acerqué de pronto
Tras un calosfrío mi sangre se heló
Hermano
Fue entonces que se cortó el ritmo de mi corazón
Caían muy tensas
Las seis campanadas del reloj
Cansinas; cuando volví en mi
A mi lado estaba la dulce monjita
Musitando algo que no comprendí
Pensé ha sido un sueño
Lleno de fantasmas
Que por poco me hace perder la razón
Pero casi al punto oí que sus labios
Muy tímidamente pedían perdón
Hermano
Qué angustia
Y nuevo derrumbe mi alma sintió
Después, mansamente
Como sin enojos
Yo le dije: Andáte, y ella se marchó
Llorando y pidiendo que la perdonara
Pero siempre manso yo le dije: ¡no!
En secreto, hermano, la sigo queriendo
Y sufro más que antes, porque en mi ilusión
Guardo los pedazos del ídolo roto
En el rojo estuche de mi corazón
¡Bebamos, hermano!
El whisky marea y ahuyenta el dolor